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Hace cinco años la Laudato Sì

 
22 mayo 2020   |   , ,
 

El 24 de mayo del 2015 se publicó Laudato Sì, la Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la “casa común”, la creación. Un título tomado del Cántico de las Creaturas de San Francisco de Asís. Le preguntamos a fray Matteo Sito, Padre Provincial de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos de Umbría, su lectura sobre ese aniversario, a la luz de lo que está sucediendo con la epidemia del Covid-19. Publicamos el texto tomado de la entrevista.

El Papa Francisco dijo que Laudato Sì no es una Encíclica verde, es una encíclica social. ¿Qué es Laudato Sì?

Fray Matteo Siro: “Definir un documento como éste en un par de palabras, es reductivo y un poco mortificante. Laudato Sì es en sí un valor ecológico, pero el Papa lo define un documento social precisamente porque el tema de la ecología no puede prescindir del tema de las relaciones humanas y del impacto del argumento ecológico en las relaciones humanas, en la vida concreta de las personas. Lo estamos viviendo en estos momentos en los que, a causa de una epidemia, nos encontramos un poco restringidos en nuestras relaciones que han cambiado totalmente y, todos sentimos la nostalgia por el regreso a la vida social, la necesidad de un hermoso encuentro, así como es la vida normal. Por lo que diría que Laudato Sì es un documento del humanismo integral, porque el hombre está dentro de un sistema mucho más grande que por fe, sabemos que proviene de las manos del Creador y el hombre es su custodio”.

¿Cuáles son los signos de esperanza que ves a cinco años de la publicación, y qué hay que hacer para implementar completamente este documento?

FMS: “Antes de Laudato Sì los argumentos ecológicos y los argumentos del hombre insertado en una “casa común”, así como viene llamada, eran un poco lejanos de la vida cotidiana, que no tocaba la vida concreta de las personas. Uno de los frutos de este documento es el hecho de que la Iglesia, entendida como comunidad de creyentes, se encarga de levantar un grito porque nuestra casa común está en peligro, y esto pone en luz los problemas que no se resolverán sino a partir de nuestra cotidianidad. Laudato Sì ha hecho que estas problemáticas sean más accesibles, que también a nivel institucional, sean reelaboradas de alguna manera y sean sentidas como urgentes. Probablemente, detrás, hay una idea de hombre que debe cambiar. Si no cambia la idea de hombre, de humanidad, probablemente no lograremos hacer un paso correcto y completo, el hombre que es precisamente el guardián de la Creación, es el guardián y el heredero, no es patrón; el bien común no puede prescindir de algo que domina al hombre mismo.

Tengo que decir que muchos sistemas económicos y de gobierno se esconden delante de esta urgencia y se esconden probablemente porque es cómodo tener al hombre subyugado a este tipo de mentalidad sin hacerle descubrir la belleza de la potencialidad que tiene al servicio del bien común al interno de la casa común. El Papa, en la encíclica, hace referencia a la tecnocracia y a la economía, que desafortunadamente tienen todavía mucha ventaja en la concepción del hombre como persona, como relación. Este será un paso que tal vez necesitará mucho tiempo para realizarse. Las premisas están todas, entonces depende de nosotros”.

Con respecto a estos problemas que planteas, del primado de la tecnocracia, de la búsqueda de poder también económico a expensas de la vida de la gente: ¿paradójicamente la pandemia puede ayudarnos a redescubrir la centralidad de la persona que tenemos frente a nosotros?

 FMS: “Miremos la pandemia con una mirada de fe, tenemos que saber sacar algo bueno para nosotros, para nuestras relaciones, para lo que somos, para la vida de nosotros como personas. Y a decir la verdad, creo que la pandemia, que lamentablemente ha causado tantas muertes y tanto sufrimiento, ha despertado esta idea, bien delineada de Laudato Sí, que todos somos vecinos de casa a pesar que el mundo sea enorme, en sus proporciones, estamos unidos por un único destino, esto nos enseña mucho a tener cuidado los unos de los otros porque algo que sucede lejos de nosotros no puede ser algo que no nos concierna personalmente. China, así lejana de Italia se ha vuelto muy cercana, Así como Brasil, donde están nuestros misioneros, se ha convertido en algo muy cercano porque ellos ahora están viviendo lo que nosotros vivíamos hace un mes y medio. Si continuamos enfrentando una emergencia de este tipo pensando más en los números que en las personas y no según una visión correcta, es decir que los números sirven a las personas y no al contrario, habremos perdido una ocasión, pero seguramente, saldremos más conscientes de lo que somos, de la belleza de la persona y de su valor imprescindible”.

Has mencionado Brasil y no puedo evitar referirme a la Misión en Amazonia, en los altos Solimoes, donde tu Provincia ha estado presente durante al menos 110 años. ¿Cómo están viviendo ahí este momento?

FMS: “Los cohermanos, a quienes escucho casi a diario, me refieren situaciones muy críticas de la gran ciudad de Manaos, con una serie de problemas sociales que claramente, en relación con Italia, son muy complicados, por lo tanto, imagínate cómo puede ser la emergencia. Hasta ahora ha sido muy reducida, pero hay preocupación por la población indígena que nosotros servimos pastoralmente en las zonas más recónditas. Ya que los indígenas no tendrían recursos inmunes para poder defenderse de una epidemia de este tipo, la entrada del virus en un contexto indígena sería una tragedia y también los mismos misioneros están atentos, desafortunadamente están un poco más lejos a nivel pastoral, al menos de las poblaciones indígenas, porque no deben y no pueden ir por la selva para evitar el contagio. Entonces, la población indígena está salvaguardada. La tragedia ocurre en las grandes ciudades donde lamentablemente no hay asistencia sanitaria, o si existe es muy pequeña; a los hermanos los siento bien, motivados, continúan su misión aún viviendo en clima de alerta. Saben que arriesgan la vida, pero esto hace parte de la misión”.

¿El Covid-19 y la enseñanza de Laudato sí nos llevan a no dar nunca por descontado el grito de la gente también de aquellos que parecen estar más lejos de nosotros?

FMS: “Realmente también lo sentimos nosotros, casi nos unimos a ese grito; se dice que las cosas se aprecian cuando no las tienes más, y ahora nos encontramos a apreciar esas realidades que antes teníamos a mano, ¡quien que no las tenían nos parecía que vivía en otro mundo! Todos vivimos en el mismo mundo, y la abundancia que disfrutábamos no nos justifica para no abrir nuestros oídos y ojos a las necesidades de los demás. Debemos trabajar duro para que todas las personas también puedan acceder a lo que normalmente accedemos”.

Al final, ¿durante todos estos años, Laudato sí, nos ha enseñado precisamente esto, poner al centro la relación con la persona en todas sus necesidades?

FMS: “Absolutamente sí, el Papa nos dio una gran lección con este documento. Recuperando la visión del hombre hecho a imagen y semejanza de Dios: a lo mejor nosotros lo decimos como una cantaleta, pero no nos damos cuenta el peso que tiene esta afirmación. Y saber que Dios, al menos para los cristianos es relación, quiere decir que el hombre no puede más sobrevivir sin una correcta relación. El hombre está al centro, salió de las manos de Dios por exceso de amor, hay un antropocentrismo que también es bendecido, pero ciertamente hay otro que, en cambio, no es cristiano, y es cuando el hombre pretende olvidarse que es hijo; hijo y también heredero de esta tierra”.

El Papa Francisco pide una conversión concreta en el comportamiento cotidiano…

FMS: Cuando hablamos de cosas espirituales, de valores, pensamos que solo se refieren a nuestra interioridad. Y en cambio, involucran la vida concreta, comenzando desde la mañana cuando me levanto y comienzo a las cosas de todos los días; el Papa nos llama a decir: «mira que espiritual, significa concreto»”.


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