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“Loppiano Cares” una ciudadela que se atreve a cuidar

 
8 septiembre 2020   |   , #daretocare,
 

En Loppiano, ciudadela italiana del Movimiento de los Focolares, en la provincia de Florencia (Italia), durante el confinamiento, nació una nueva línea de producción que, comenzó con la creación de mascarillas, buscando al bienestar de la persona y contribuyendo al bien común. Se llama “Loppiano Cares”.

Loppiano: a cerca 30 kilómetros de Florencia, surge un espléndido altiplano verde, entre viñedos, haciendas e hileras de cipreses. Poco más que una localidad, desde el punto de vista de la geografía administrativa italiana, durante casi sesenta años es lugar de un experimento original de convivencia internacional, interreligiosa e intergeneracional. De hecho, sus “ciudadanos” provienen de todas partes del mundo y son personas de edad, estratos sociales, nacionalidades, credo religioso y vocaciones diversas. Loppiano es la primera “ciudadela” del Movimiento de los Focolares, es decir, un lugar donde se intenta vivir y poner en práctica el amor recíproco, al que invita Jesús en el Evangelio: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene un amor más grande que este: dar la vida por sus propios amigos”.

Una nueva línea de producción

“Dar la vida por los amigos”: ¿qué quiere decir en tiempos de confinamiento, mientras en Italia cada actividad educativa, cultural, productiva se detiene en un extremo tentativo de desacelerar el contagio? En Loppiano, no tuvieron tiempo de preguntárselo. De hecho, en marzo, llego una propuesta por parte de la Región Toscana que les solicitaba la producción de 100.000 mascarillas para antes de finales de abril, para responder a la enorme demanda provocada por la pandemia. Una propuesta providencial, como explican en la ciudadela: «Providencial porque nuestras empresitas, ya desde finales de febrero, habían sufrido una fuerte caída de demandas, con la crisis global desenada por la pandemia. Cuando se dio el confinamiento, el problema se convirtió en: ¿De qué vivimos? ¿qué trabajo tenemos? Nos preguntábamos qué podíamos hacer que redundara también en el bien común». Así Fantasy, que es una empresa que desde 1965 fabrica productos textiles para la infancia y Conto Terzi Loppiano, que realiza producciones en el campo del empaque, embalajes y acabados para terceros, se lanzan en la producción de mascarillas. «Mientras tanto -nos explica Luisa Colombo que con Marco Barlucchi, es la responsable del proyecto “Loppianocares”- comenzamos un proceso de diálogo y discernimiento con las escuelas de formación». De hecho, en Loppiano está la sede de diez escuelas de formación dirigidas especialmente a personas pertenecientes al Movimiento de los Focolares y provenientes de distintas áreas geográficas y culturales. Personas que transcurren parte de su jornada trabajando, compartiendo los propios talentos, contribuyendo así al crecimiento de la ciudadela. «Dialogamos con las escuelas, especialmente la de los gen y las gen (jóvenes de los Focolares) y las de los focolarinos -explica Marco Barlucchi- y descubrimos en ellos una motivación profunda: el hecho de poner potencialmente en “riesgo” su salud, saliendo a trabajar, naturalmente, en pleno respeto de las normas de seguridad anti-Covid, era su forma de responder a una necesidad colectiva, a las exigencias de un país que, para muchos, no era el propio. Juntos, corríamos otro riesgo: estaba comenzando una historia de la cual no conocíamos el final pero que sabíamos que contribuiría al bien común».

De una cosa nace otra

Mientras tanto surgieron otros interrogativos: ¿cómo continuar? «En un cierto momento, es claro que las consecuencias sobre los hábitos que conlleva el virus habrían durado al menos dos años… -explica Luisa Colombo- así que hemos buscado nuevos caminos para recorrer: nos pusimos en red y nos hemos confrontado con otros empresarios del mundo, sin fines lucrativos, con quienes compartimos problemas similares. Cada uno puso en común lo que sabía». Intervino Marco Barlucchi: «Al final, pasamos de la idea de recibir mascarillas, a producirlas; de una comunión de bienes en mascarillas a una comunión de bienes en producción de mascarillas: del pescado a la caña de pescar». Gracias al interés y a la pasión de muchos, especialmente de un voluntario de Taiwán, Félix, Loppiano logró interceptar una línea de producción que podría hacer la adecuada. Contemporáneamente comienza el estudio del producto, que debe ser económico y de calidad. A finales de julio, llegan las mascarillas y, gracias al trabajo apasionado y gratuito de muchos técnicos e ingenieros, se realizan las pruebas.

Loppiano Cares

«Hemos llamado a esta nueva línea de producción “Loppiano Cares”, porque a la base de cada acción nuestra está siempre la atención al otro. Esta nueva actividad forma parte de una perspectiva ya abierta, de producción de artículos para el bienestar de la persona que, de momento, se centra en la creación y producción de mascarillas protectoras» explican Marco y Luisa.

Está Mascot, una máscara adecuada para estudiantes, diseñada para colegios, lavable y fabricada en algodón. Está MAScare, la clásica mascarilla quirúrgica, prontamente certificada. Las dos están a la venta al público en el almacén de la ciudadela: Made in Loppiano. Los distribuidores interesados, pueden dirigirse directamente a la Fantasy.

Mascarillas solidarias

Eligiendo las mascarillas de Loppiano Cares, no sólo se contribuye al sustento y la formación de muchos jóvenes y familias que llegan a Loppiano para vivir una experiencia de fraternidad, sino que se participa también en un proyecto de solidaridad internacional. De hecho, por cada 1000 mascarillas vendidas, Fantasy entrega 1 euro al proyecto “Esperanza Ecuador”, para aliviar a la población de la provincia de Esmeraldas, una de las más pobres del país, de la crisis económica causada por el Covid.


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