United World Project

Workshop

Med25 Bel Espoir: «Para entender las palabras de una persona, tienes que conocer las experiencias que ha vivido»

 
14 noviembre 2025   |   Mediterráneo, Inclusión social, Bel Espoir
 
Bel Espoir
Bel Espoir

Entrevista a Majdi Abdallah, un joven palestino a bordo del barco escuela de a paz Med25 Bel Espoir. Un emocionante relato sobre el dialogo en el Mediterráneo, las relaciones y la esperanza nacida durante la travesía.

El Med25 Bel Espoir es más que un barco; es, sobre todo, una escuela. Una escuela de paz que, durante ocho meses de navegación —de marzo a octubre de 2025—, ha acogido a 200 jóvenes de todo el mundo y ha hecho escala en treinta puertos del Mediterráneo. Ha conectado cinco orillas de este mar que a menudo separa, pero que también puede unir, convertirse en diálogo, en encuentro. Un mar que debe ser vivido y entendido así.

En la Bel Espoir se han dado el relevo ocho grupos de jóvenes: veinticinco por turno, de distintas nacionalidades, culturas y religiones, todos comprometidos con la paz. Entre ellos, del 4 al 17 de agosto, estuvo Majdi Abdallah, un joven palestino que, en esta entrevista, comparte sus emociones, recuerdos y los aprendizajes que le dejó esta experiencia.

Majdi Abdallah - Bel Espoir
Majdi Abdallah – Bel Espoir

¿Cuándo y cómo decidiste participar en la experiencia del barco Bel Espoir?

En abril de este año, al pensar que sería una oportunidad para hacer nuevas amistades y construir la paz desde abajo.

¿Cuándo subiste al barco y cuánto tiempo estuviste?

Llegué el 4 de agosto a Tirana, en Albania, y zarpamos dos días después desde Durazzo. Navegamos durante nueve días por el Adriático y el Mediterráneo, haciendo varias paradas en las islas de Croacia y a lo largo de su costa. Después llegamos a Trieste, en Italia, donde permanecimos otros dos días.

¿Cómo estaban organizados tus días en el Bel Espoir? ¿Puedes describirlos?

Nos despertábamos a las ocho, y si el barco estaba fondeando, aprovechaba para darme un baño en el mar. Después tomaba un desayuno bastante sencillo: un trozo de pan con crema para untar y un café. Normalmente rezaba solo o con algunos amigos a bordo. Luego nos reuníamos para una sesión de intercambio. Durante una hora al día compartíamos nuestras experiencias, ideas y puntos de vista sobre un tema relacionado con la paz en el Mediterráneo. El eje central del viaje era el fenómeno migratorio y el movimiento de personas a través del Mediterráneo. El diálogo entre las distintas perspectivas se grababa cada día para incluirlo en el libro final, resultado de todos los viajes del Med25 Bel Espoir.

¿Cómo fue la relación con las demás chicas y chicos de nacionalidades, culturas y religiones distintas?

Fue una relación basada en el respeto y la alegría. Vivir juntos en un barco crea vínculos muy intensos y hace que las relaciones entre las personas se vuelvan automáticamente más profundas. Uno se vuelve más atento con los demás y más sensible a sus necesidades.

Bel Espoir

¿Tienes alguna anécdota en particular que recuerdes de la vida cotidiana a bordo del Bel Espoir o de la convivencia con los demás participantes del viaje?

Tengo varias. Desde los pequeños gestos, como cuando alguien comparte contigo la última porción de tarta sin que se lo pidas, precisamente porque es la última, hasta momentos más difíciles, como cuando estábamos en Albania y una chica marroquí no consiguió el visado para entrar en la Unión Europea. Recuerdo la amistad y la cercanía que todos le demostraron: fue realmente conmovedor, igual que la hospitalidad de los amigos que nos recibieron en Albania y en Trieste. El agua potable y la comida siempre eran justo las necesarias para cubrir nuestras necesidades, y no desperdiciábamos nada. Una vez, al llegar a un puerto de Croacia, los oficiales portuarios nos regalaron una reserva de agua para toda la estancia.

¿Cómo afrontaste este viaje?

Al rememorar esta experiencia, las sensaciones y los recuerdos que afloran son de profunda gratitud. Considerar el barco como una escuela de vida fue la manera correcta de vivir esta experiencia al máximo.

¿Hubo momentos de dificultad, esfuerzo o cansancio?

El primer día, debido al mar agitado, la mayoría de nosotros se sentía mal o tenía miedo. Durante algunas horas estuve separado de los demás y logré no marearme. Pero cuando volví con ellos y vi los rostros de tantos compañeros, pálidos y sufrientes, de inmediato me sentí mal también y terminé vomitando. Sin embargo, tras un breve descanso, en cuanto me encontré en condiciones, volví a ayudar a quienes todavía estaban pasando un mal momento.

¿Qué te llevas hoy de esta experiencia?

Con este viaje puedo decir que mi fe, mi esperanza y mi capacidad de amar han crecido, y eso no tiene precio. Me siento más seguro de mi vocación, sobre todo porque he recibido más hermanos y hermanas: exactamente el don que el Maestro promete a quienes lo siguen. Ahora que he vuelto a tierra firme, trato de ver a cada persona vulnerable, como lo éramos todos aquel primer día en el mar. Quiero llevar paz a los corazones y fomentar la confianza en las relaciones, porque para mí esos son los cimientos sólidos para la estabilidad política y para poner fin a los conflictos armados a nivel internacional.

Lupe Belmonte - Bel Espoir
Lupe Belmonte – Bel Espoir

¿Hay alguien con quien hayas conectado de manera especial, alguien que no te esperabas?

Conecté con todos en el barco. Con todos, de una manera especial, y eso era lo me esperaba. Por eso subí al barco.

¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de esta experiencia?

Que, para entender las palabras de una persona, primero debes conocer las experiencias que ha vivido.

¿Cuánto te ha enseñado la experiencia en el Bel Espoir sobre el diálogo y la paz?

Me ha enseñado lo suficiente para seguir creyendo y trabajando por un mundo de paz.

¿Qué recuerdo guardas con más cariño de esta experiencia?

Cada momento fue especial, pero quizá los rostros serenos de todos los participantes después de que el viento se calmara y el sol saliera en un cielo despejado.

Bel Espoir
Bel Espoir

SHARE: