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Desarrollar los nuevos músculos de las conexiones sociales

 
30 junio 2020   |   , ,
 
Por Susanne Janssen

Publicamos la entrevista que Susanne Janssen, redactora de Living City, realizó a Fadi Chehadé, dirigente del sector informático, fundador de RosettaNet y exadministrador delegado (CEO) de ICANN. Chehadé propone nuevas formas de usar la tecnología y reflexiona sobre lo que esta crisis nos está enseñando.

En medio de la crisis causada por el último coronavirus, gran parte de nuestro mundo se ha derrumbado. Oficinas, escuelas, restaurantes e iglesias están cerradas: no se nos permite visitar más a nuestras familias y amigos; y esperamos que nuestra economía, las comunidades y el sistema educativo sobrevivan.

Lo que todavía funciona es internet. Todo, desde las fiestas de cumpleaños, a las lecciones universitarias, los ensayos de coro y los conciertos, pasaron a ser virtuales. La periodista de Living City, Susanne Janssen, habló con el experto de internet Fadi Chehadé. Fadi Chehadé hace parte del comité consultivo del Centro para la cuarta revolución industrial del World Economic Forum, es miembro del Grupo de Alto Nivel sobre la cooperación digital del Secretario General de la ONU y el Ex CEO de ICANN, la autoridad global que supervisa la infraestructura lógica de internet.

¿Ha pensado alguna vez que internet se volvería tan importante durante la pandemia?

Internet funciona porque fue proyectado para esto, precisamente para enfrentar este tipo de crisis para asegurarnos que todavía podríamos comunicarnos. No fue diseñado para YouTube y Netflix. Y funciona: todos podemos trabajar, podemos compartir informaciones, podemos permanecer unidos y sentir la alegría y el dolor del otro.

Pero existe una desigualdad de acceso, hay quienes trabajan desde la casa, cuyos hijos pueden seguir las lecciones en línea y quienes ni siquiera tienen una computadora portátil…

Hay desigualdad, hay una brecha. Pero mi predicción es que, como internet ha demostrado ser una herramienta resiliente, al final todos podrán acceder a ella. Y creo que esto impulsará las inversiones. Por ejemplo, al día siguiente del cierre de las escuelas debido al coronavirus, Nueva York entregó inmediatamente computadores portátiles gratis a los estudiantes que los necesitaban…

¿Qué hay de positivo en esta tendencia? ¿Qué puede ser peligroso?

Este impulso para conectarse virtualmente se esta dando en un momento en el que nos han dicho que practiquemos el distanciamiento social. Si miro a mis hijos (que tienen veinte años), realmente les hace falta salir a tomarse un café a sostener una conversación profunda con un amigo. ¡Antes nunca lo habían dicho! Cuántas veces, cuando salíamos a cenar con mi esposa, veíamos a cinco jóvenes sobre los veinte años que comían con una mano en el tenedor y otra en el teléfono. Ahora todos dicen: “¡Nos estamos volviendo locos! ¡Tenemos que encontrarnos cara a cara con nuestros amigos!”. Pienso que tal bueno saldrá vez algo de este aislamiento forzado. Soy un ingeniero y creo que cada péndulo encuentra su equilibrio.

Sin embargo, después que se levante el bloqueo, la gente podría tener miedo de salir, de apretar la mano, etc. ¿Crees que exista el riesgo que nuestra vida pública se vuelva más virtual que nunca?

Pienso que hemos superado un límite del cual será difícil regresar. Lo veo en todas partes, no sólo en los negocios.

Estoy en el Consejo de administración de una pequeña institución de beneficencia de Los Ángeles, todos, señoras y señores entre los 70 y 80 años, que nunca habían usado Zoom. Durante tres años les supliqué que me permitieran conectarme en forma remota, pero me decían: “No, tenemos que encontrarnos todos y tomar juntos el té”. En este momento, todos nos encontramos por Zoom, y pienso que es difícil que estas cosas desaparezcan.

Estamos desarrollando nuevos “músculos de conexión social”. Sin embargo, este no es el objetivo, es un instrumento.

Una amiga me dijo que esta semana decidió pagarles a todos los trabajadores que había contratado en pasado, incluso si no los está usando sus servicios en este momento. Lo hace a través de su aplicación telefónica para pagarles electrónicamente -por ejemplo, pagó a la manicurista 100 dólares. Y la manicurista la llamó diciéndole que si no le hubiera dado los 100 dólares no habría podido dar de comer a sus hijos esa semana.

Esta costumbre del corazón es algo que no puede desaprenderse. Pienso que las interacciones sociales volverán porque las estamos echando muchísimo de menos en este momento, y lo virtual usado como instrumento, se estabilizará como un medio, no como un objetivo final. Pasar tiempo en Instagram no es un objetivo, pero usar Instagram para comunicar virtualmente lo que se está haciendo con la gente, es maravilloso.

¿Las personas deberían tener cuidado con lo que ponen en las redes sociales?

Más que nunca debemos tener cuidado. Más que nunca tenemos que tener cuidado personal y desarrollar el sentido común, preguntándonos: “¿Lo comparto por amor y para el cuidado de los demás o para reforzar mi ego?”

Por otro lado, es importante aumentar nuestro compromiso para monitorear las empresas. Zoom ha tenido un par de incidentes de seguridad cuando se revelaron los detalles de una reunión de gobierno del Reino Unido hace unas semanas. Se hizo con poca atención porque querían hospedar más reuniones aun cuando no tenían la capacidad. Así hicieron pasar contenidos a través de canales no completamente protegidos con el riesgo de comprometerlos.

Tiene que pasar algo para que nuestros encuentros y nuestros datos estén seguros. Nos preocupamos mucho por conservar las llaves de nuestras casas, pero estamos mucho menos atentos con nuestras claves virtuales. A diferencia de hace un mes, cuando teníamos que concentrarnos solo sobre la seguridad de nuestros datos bancarios, ahora es todo: el trabajo, la vida, las informaciones financieras, mis secretos, mi familia. Se convierte, entonces en una responsabilidad personal y colectiva establecer estándares.

Al nivel de estos proveedores, ¿qué se podría hacer para eliminar la desinformación? Por ejemplo, ¿cómo, una empresa como Facebook, podría eliminar las noticias falsas y garantizar la libertad de expresión?

Es importante instalar barandilla -aquí yo uso la palabra barandilla con mucho cuidado, porque tiene que ser algo más que una guía. Los gobiernos deben asegurarse que las empresas se mantengan dentro de estas barreras razonables con sus plataformas y servicios. Estas barandillas también deberían ser aplicables.

Es la diferencia entre dos líneas amarillas en medio de la calle que dicen “no cruzar” y una barrera física real. Y esos límites razonables de comportamiento y rendimiento deben ser monitoreados y aplicados. Hoy falta esto, la legislación está muy fragmentada y las empresas utilizan esta fragmentación para su beneficio: les encanta.

En cuanto a las noticias falsas, el mundo ha tenido un problema con la verdad durante mucho tiempo. Hace cien años la gente se paraba encima de una silla en el mercado y gritaba sobre una curación milagrosa; ahora puede hacerlo sobre un sito web que llega a millones de personas. Sin embargo, ya existen estructuras que permiten identificar las noticias falsas dependiendo de su fuente.

Hay tres o cuatro marcos de competencia: uno es de Google, uno de Facebook, pero hay solo uno que es independiente, o que yo contaría más porque no está comprometido con intereses privados. Ha sido creado en New York por el ex editor del Wall Street Journal; se llama newsguardtech.com. Este instrumento intenta ayudar, diciendo: “Presta atención a esta página, mira quien está detrás…”. Por lo tanto, realmente es un instrumento útil.

Sin embargo, hay países que quieren interferir activamente con las elecciones en el extranjero. ¿Qué se puede hacer para resolver este problema?

Todos estaban alarmados cuando supimos sobre Cambridge Analytics, la compañía que ha interferido en muchas elecciones, incluso la última elección presidencial. Ahora se acepta casi por completo que hay una interferencia en las elecciones en todo el mundo. El proceso democrático, ahora es menos fiable de cuanto lo era hace dos años. Pienso que este remezón del sistema global hay sido provocado por los regímenes que se benefician de la falta de confianza en el proceso democrático.

Lo adoran y quieren demostrar que durante la pandemia, estos regímenes de arriba sirven mejor a su pueblo; por este motivo en algunos países hay una propaganda masiva que dice: “Mira, lo hemos hecho bien porque hemos logrado gestionar la situación desde arriba”.

Entonces, ¿qué podemos aprender de esta crisis como sociedad y como individuos?

Lo que más he aprendido de esta crisis es que somos más parecidos a los árboles de álamo que están conectados bajo tierra a través de su sistema de raíces, que a las palmeras que crecen solas. Considerando que el 38% de los estadounidenses viven solos, lo que esta crisis me ha enseñado, más que cualquier otra cosa, es que depende de mí comenzar a conectarme con otras personas que pueden estar solas. Nuestras comunidades necesitan evolucionar más como los álamos que como palmeras.

La segunda cosa la aprendí leyendo un gran libro: “Finding Sanctuary: Monastic Steps for Everyday Life” (Buscando santuario: pasos monásticos para la vida cotidiana), escrito por el abad de un monasterio benedictino en Inglaterra. El explica como cada uno de nosotros puede encontrar refugio en el mundo.

Todas las noches tengo muchas reuniones en Zoom con mis amigos y veo que algunos de ellos viven en una gran soledad, ya sea que estén físicamente solos o con su familia. Pero otros tratan de encontrar refugio reflexionando, reiniciando y restaurando: “reflexionando” se toman un tiempo para el Señor, “reseteando” porque necesitamos el valor para arreglar algunas cosas y, luego “restaurando” la belleza de Dios a la que nos ha llamado.

A nivel macro, la crisis ha expuesto la fragilidad de nuestros sistemas mundiales: el sistema político, el sistema económico, el sistema de salud han sido probados. Creo que la fragilidad de estos sistemas ha sorprendido a muchos de nosotros, y creo que reavivará el debate sobre en cuales sistemas queremos que funcione la sociedad.

Y debemos enfrentar el tema de la desigualdad. Creo que, en los últimos meses, el mundo esté más unido que nunca. Este pequeño virus invisible tiene un modo democrático de aferrarse a cada ser humano y, está claro que verdaderamente somos un solo pueblo en un solo planeta.

*Foto: wikipedia.org

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