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Nace el PAS, Polo de Acogida y Solidaridad

 
17 julio 2020   |   , ,
 

En Ascoli Piceno, en el corazón de Italia herida por Covid-19, el Polo de Acogida y Solidaridad, PAS ha continuado con sus actividades, nacidas de una experiencia de “red” ya activa desde hace algunos años, pero que encontró una casa hace algunos meses…

Trabajo en red («networking») es un eslogan que últimamente, se escucha muy a menudo: en las esferas sociales, políticas y económicas; hoy es casi un “must” (deber), tener la capacidad no sólo de hacer el bien, sino de hacer el bien juntos. Por otro lado, un antiguo refrán dice que “la unión hace la fuerza”, y esta es una realidad visible en varias asociaciones y entidades que, en los sectores de la ciudad, buscan en primer lugar, “unir a las personas”, favoreciendo el intercambio de informaciones y experiencias que lleva a una mayor eficacia la acción que se realiza.

Lo conocen bien en Ascoli Piceno, donde en noviembre del 2019 se inauguró la estructura de PAS, Centro de Acogida y Solidaridad, para apoyar en el desajuste económico y social de la ciudad, a partir de un único lugar físico, una gran casa de la que parten servicios e iniciativas. ¿Qué significa todo esto y qué tiene que ver con la cuestión de las redes?

Tiene que ver con esto porque -explica el presidente del PAS, Giuseppe Felicetti- lo del PAS no es llegar a una meta, sino una etapa del recorrido que comenzamos hace cinco años, que nos condujo a compartir experiencias y, de hecho, a crear una red”.

Hoy no es fácil definir quién es un hombre pobre y, sobre todo, ayudarlo; es un problema complejo que requiere la adopción de modelos de intervención integrados y, por lo tanto, la superación de la sectorización y la fragmentación de los arbitrajes.

Conscientes y convencidos de esto, en la primavera del 2015, representantes de algunas asociaciones comenzaron a encontrarse periódicamente, para conocerse, intercambiar experiencias, compartir problemáticas; nació la estima y la confianza recíproca que son el verdadero ligamen de la red a favor de los pobres, dispersos por todo el territorio. Al comienzo eran pocos, luego las asociaciones fueron aumentando hasta llegar a ser 17 socios promotores.

Esta es la red: ciertamente heterogénea, pero muy cohesiva, compuesta por organizaciones territoriales o expresiones locales de realidades nacionales, eclesiales, seculares, grandes o pequeñas, todas, directa o indirectamente dedicadas a actividades de apoyo en el desajuste social, es decir, apoyo a quienes están más al margen de la pobreza y otras dificultades y necesita cuidado, sentirse acogido, amado por parte de una comunidad y ser importante para alguien.

El PAS, hoy es todo esto con un restaurante (comedor, cocina, despensa y servicios), un centro diurno para acoger a quien lo necesite durante el día, provisto de duchas, lavadora, secadora y otros pequeños electrodomésticos, la oficina principal del Centro de Acogida Vida y Depósitos, un centro de escucha polivalente y un centro de salud.

500 metros cuadrados distribuidos en dos niveles, en una de las estructuras más bonitas en el centro de la ciudad, puestos a disposición por la diócesis local. En el PAS cada uno se pone a disposición según su propio carisma y ofrece su conocimiento y las ricas experiencias adquiridas a lo largo de los años, incluso y especialmente ahora, en este periodo lleno de aquellas dificultades que caracterizan una emergencia sanitaria que no hace distinciones.

De hecho, durante la fase más crítica, 40 voluntarios continuaron a trabajar juntos distribuyendo 2000 bolsas de mercado y más de 4000 comidas.

Hoy el PAS es un lugar de escucha que, por un lado, brinda servicios, pero por el otro, promueve la cultura de la solidaridad, de la fraternidad, del voluntariado y de la ciudadanía activa” -continua Felicetti. “Pero no es un lugar para los pobres, es un lugar para todos, para los jóvenes, los ancianos y las familias, una trama entre en tercer sector, sector público, con la estrecha colaboración de los servicios sociales, y el sector privado. Y lo más importante es precisamente esto: la red en el tejido social de la ciudad”.

Incluso en este periodo de emergencia Covid, bajo las mascarillas, los voluntarios continúan a trabajar; Emilio Bianchini es presidente de la Asociación Betania, que en el PAS administra el centro diurno: “Hemos adherido al PAS –explica- porque hemos creído que tal vez era la única y verdadera posibilidad de ofrecer ayudas sinérgicas a las personas más frágiles y desfavorecidas de la ciudad”.

Elisa Floridi, de Cruz Roja Italiana: “El PAS promueve un cambio social epocal, porque trabajamos en red, las asociaciones no se aferran a sus ambientes, sino que, como vasos comunicantes, ponen en común fuerzas y recursos. Todo esto favorece un cambio de mentalidad, transformando, gracias a la fuerza de la relación, la limosna en acogida. Por todo esto, hemos querido proyectar un ambulatorio solidario, donde el bienestar de la comunidad no se sustituye a los servicios de la sanidad pública o privada, sino que está junto a quienes son más frágiles para hacerlos sentir como en casa”.


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