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Un hombre, el mar y mucha belleza. Entrevista a Mauro Pandimiglio

 
19 abril 2024   |   Italia, Entrevista, Mal di mare
 

Mauro Pandimiglio cruzó en velero varias veces el océano. Conoce bien el mar y lo ama aún más. Es el fundador de la escuela de vela “Mal di Mare”, entre Montalto di Castro y Roman Pescia, en la frontera entre las regiones de Lacio y Toscana, en Italia: una experiencia que dentro de dos años cumplirá cuarenta; una aventura en profunda relación con la naturaleza, pero también con la solidaridad, la humanidad, la atención a la diversidad y con los jóvenes. Lo visitamos para conocer su edificante historia, llena de fuerza y esperanza, su largo viaje (no solo) en el mar…

Un viaje también complejo, con muchas transformaciones. Comenzando con una escuela de vela como muchas, pero encontrándose luego con la discapacidad que cambió su vida.

¿Cómo así?
Abandonamos el viejo protocolo con sus expectativas, para crear uno nuevo. Tal vez fuimos los primeros en Italia a abrir una escuela de vela a la discapacidad. Para el autismo y no sólo. Realmente abierta al desadaptado social, ya que hemos trabajado con delincuentes juveniles.

¿De qué años hablamos?
La escuela se abrió en 1986, pero estos cambios se hicieron en 1997.

¿Otros puntos de inflexión?
Cuando nos dimos cuenta de que la nuestra era una escuela de tierra y no de mar.

¿En qué sentido?
Las personas mandaban a sus hijos para se convirtieran en expertos en el ámbito social, para que lograran gestionar mejor su vida, y fueran más hábiles.

¿Y algo no cuadraba?
Nos hemos preguntado si era así como tenían como debían ser las cosas. Tratamos de entender si no había otro punto de vista del mar diferente al de la tierra.    

Una pregunta compleja…
Que nos ha acompañado hasta el día de hoy y nos seguimos haciendo… Nuestro planeta está compuesto por cuatro quintas partes de océano. Respiramos polvo de océano. Hay un pedacito de océano en el vientre de nuestra madre y hace millones de años éramos peces. Algunas partes de nuestro cuerpo son iguales a las de los peces.

¿Te refieres también a este punto de vista del mar en sentido metafórico?
Metafórico y real, vinculado a nuestra naturaleza marina que tenemos que respetar más. No podemos olvidarnos nunca del mar, para respetar el origen de la tierra.

¿Y en sentido metafórico?
Relativamente a la escucha. El hombre construye sobre la tierra todo tipo de dualismo conflictual. Sobre el mar, no pudiendo construir nada, vuelve a ser un “unicum” con la naturaleza. En el mar vuelve a ser naturaleza. Sobre la tierra somo “logocraticos”: si no tenemos nada que decir no somos nada. En el mar es suficiente la escucha. El mar no habla a la mente, sino al vientre.

¿Simbólicamente, podemos decir que el mar es el espacio del encuentro, del movimiento y del cambio?
Sí, precisamente así.

¿Cómo se relacionan estos pensamientos con el trabajo con chicos?
Los chicos tienen todo esto en su genética. Tenemos niños de 5, 6, 10 años. Un niño se dirige inmediatamente hacia el mar.

En su escuela hay una frase: “habitar el mar”.
Entonces es imposible habitar el mar si no con una barca y a través de esta se experimenta el poder educativo, terapéutico del mar. Su ser extremadamente magistral para todos.  

Bien incluidas personas con discapacidad…
Que tienen sueños y sentimientos, y en el mar adquieren elementos difíciles de encontrar en la tierra.

Tus reflexiones me hacen pensar en la Laudato Sí y la barca de la que hablas para “habitar el mar” me hace venir en mente la Fratelli Tutti por el hecho que todos estamos en la misma barca en este mundo.
En el 2000 inauguramos un gran evento llamado precisamente “Estamos todos en la misma barca”, que era la primera regata internacional para chicos con discapacidad. La Laudato Sí es importante para nosotros, pero también lo es el libro de John Rawls: Una Teoría de la justicia. Porque la justicia es indispensable para alcanzar la paz. Mirando el mundo hoy es difícil decir que todos estamos en la misma barca, porque hay barcas cómodas y precarias, algunas en medio de las bombas.

Buscando información sobre tu trabajo, hay otra expresión que me impresionó: “barca relacional”.
Hace parte del proceso educativo que llevamos adelante para reelaborar los distintos traumas en el recorrido del crecimiento de los niños, también aquellos educativos debidos a la violencia difundida en la sociedad. Muchos jóvenes tienen gran necesidad. La barca relacional es aquella sobre la que mandamos a los niños solos, apenas llegan. Naturalmente les estamos muy cerca con los botes, pero para ellos dirigir la barca sin un adulto se convierte en un verdadero significado de la barca relacional, terapéutica para el alma.

¿Qué importancia tiene el invertir en volver a la naturaleza?
Es extraordinariamente importante. Si queremos seguir creyendo en nosotros mismos, debemos invertir en la naturaleza y en el mar, que es la parte más íntima de la naturaleza. Por eso tomamos las escuelas de Montalto y Pescia Romana y las llevamos a la playa, para vivir una experiencia que sustituyó el aula. De allí surgieron otras escuelas.

No podemos dejar de hablar de ecología integral, según el concepto expresado por el Papa Francisco: es decir, la conexión entre el medio ambiente y la humanidad, por lo cual si esta relación es fértil todos se benefician, si no por el contrario. A una crisis ambiental siempre corresponde una social y humana. ¿En qué modo tu trabajo con la naturaleza, con el mar, se injerta en un discurso de ecología integral?
Para nosotros este paso es fundamental, porque siempre hemos pensado que hay una base social para todas las catástrofes, las guerras y las situaciones ambientales negativas. Vuelvo a Rawls y a su diferencia entre la visión contractualista y utilitarista. La segunda no te llevará nunca a solucionar los problemas que hay en el ambiente. En la revolución ambiental es fundamental que sirva a los últimos. Si ellos no están en la cima de la agenda, sino como una florecita, un pescadito, entonces no puede funcionar.

¿También enseñas esto en las escuelas?Que el ambiente es para todos los seres vivos en este mundo, y para llevar adelante al último y al solo.

¿Cuáles son las palabras claves imprescindibles en este viaje que hacen todavía?Son la violencia que tratamos de combatir, la educativa que nos duele, que también entra en las escuelas, y la escucha, en nuestra radicalidad de decir, que debe conducir a un cambio radical.

¿Cuáles son las cosas más bellas que, mirando estos 38 años, llevas en tu corazón?
Volvería a hacer todo lo que hice, incluso las comas. El mar me ha salvado la vida. Con él he vivido algunas de las cosas más bellas de mi historia.

¿Cómo atravesar el océano?
Sumergirse durante un mes en la naturaleza del mar significa tocar realmente la libertad y la felicidad.

Por este motivo, luego, ¿has tratado de retribuir a los demás?
De alguna manera saldo la deuda.

¿Es más difícil atravesar el océano en velero o sostener las dificultades políticas y culturales que un lindo proyecto como el suyo, tiene que enfrentar, en una sociedad a menudo organizada de forma diferente de como lo piensan ustedes?
Combatir sobre la tierra. Porque de esto se trata. Combatir por un ideal. Combatir como estamos haciendo nosotros para tener abierta una escuela importante, un capital social, es dificilísimo. Mucho mejor las tempestades de la navegación que lo que se debe hacer en la tierra. No hay duda.


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