United World Project

Workshop

Pietro Bartolo, el médico de Lampedusa

 
8 julio 2020   |   , #daretocare,
 

Entrevista al Doctor Pietro Bartolo, médico de Lampedusa (IT), muy reconocido en Italia y Europa por dar su vida por una causa: el fenómeno de la migración. A la que hoy se dedica como miembro del Parlamento Europeo.

Para introducir al Dr. Pietro Bartolo quizás primero es importante decir algo de la isla de donde viene, Lampedusa. La más grande del archipiélago de las Pelagias, ubicada entre Sicilia, Malta y Túnez, de donde está más próxima.

Esta isla, por su ubicación, históricamente fue base de numerosas culturas: romanos, egipcios, fenicios, bereberes… una isla marcada por la confluencia de culturas y por quienes desembarcaban en ella.

Hoy, de hecho, además de ser famosa por su belleza, lo es quizás más, por ser uno de los puntos neurálgicos de los desembarcos de miles y miles de personas que arriban, todos los días, y a veces sin vida, luego de haber vivido traumáticas experiencias de maltrato, violencia, naufragio, estafa, entre otros tantos y quizás peores males.

Pietro Bartolo, de joven era pescador y sufrió un episodio de naufragio, sabe lo traumático y horrible que es vivir una experiencia de este tipo. Más adelante en su vida, él decidió estudiar medicina, convertirse en ginecólogo y trabajar para su gente en Lampedusa. Y no sólo…

Lo recuerda como si fuera ayer: “el primer desembarco fue en 1991, eran apenas 3 personas. Desde ese momento me he dedicado a ellos, porque lo necesitaban y yo como médico, pero también como persona, he hecho lo que se debía hacer, he hecho mi deber”.

Desde ese primer desembarco, hace casi 30 años, Pietro asistió incansablemente a todas las personas que llegaban al famoso Muelle (molo) Favaloro. Algunos dicen que tiene dos récords como médico: el primero, por haber atendido, una por una, a alrededor de 350 mil personas, y el otro, más angustiante, por ser quien probablemente quien realizó más autopsias en el mundo.

El primer récord es impresionante no sólo por el número, sino por el modo. Pietro Bartolo nunca se limitó a atender y curar, sino a escuchar, a cuidar, como él mismo explica: “la primera cosa que yo les digo a mis colaboradores es que el primer acercamiento con quienes llegan no tiene que ser sanitario, sino humano. Porque necesitan esto, porque hasta ese momento no han sido tratados nunca como seres humanos, sino como objetos a explotar, a violentar, a… por eso, cuando llegan a Lampedusa es muy importante hacerles entender que finalmente llegaron a un país donde nadie les va a hacer mal”.

El segundo, es un récord muy duro, del cual él cuenta “no estoy orgulloso, al contrario, me da vergüenza, y debería darnos vergüenza a todos, sobre todo a quienes todavía hoy le dan la espalda a este tema… este récord es el de ser el médico que probablemente ha hecho más inspecciones cadavéricas en el mundo”, y continúa, “he visto a tantos niños muertos, a tantas personas muertas, mujeres embarazadas muertas. He visto el sufrimiento, he visto cosas que espero que ninguna persona vea nunca”.

No debe ser fácil ver lo que sus ojos han visto, pero justamente son sus ojos los que transmiten algo de ese dolor, de esa vergüenza, de esa angustia: “hice este trabajo porque era justo hacerlo, junto a mis colaboradores, junto a todas aquellas personas, voluntarios, que nos dedicamos en ese muelle, el famoso Muelle Favaloro, que era donde llegaban todas estas personas, que yo llamo personas, no migrantes, porque, ¿sabes? A estas personas se las han llamado de todos los modos… ya no saben cómo llamarlas y, en cambio, son personas y basta”.

Pietro Bartolo es un hombre cuya vocación era ser ginecólogo, pero que tuvo que presenciar innumerables muertes. Y lo hizo con el máximo respeto, el mayor de los cuidados, con una atención amorosa hacia cada uno de los cuerpos que tuvo que inspeccionar, aún con miedo: “Sabes, cuando abres esos sacos –que yo odio esos sacos– con esos cierres, que no sabes qué vas encontrar, si una niña, un hombre, una mujer… tenía miedo de abrir esos sacos, ¿sabes? No te lo escondo, aun si soy un médico, me da miedo, me da miedo… pero igual se debe hacer esa inspección. Todo lo que pueda servir para llegar a dar una identidad, a dar una dignidad a esa persona, porque no son números, son personas. Es verdad, no sabemos quiénes son y debemos también poner números: 1, 2, 3, 100, 200, 300. Una vez llegué a contar 368 (NDR: aquí recuerda el número exacto de los muertos que llegaron en el infame naufragio del 3 de octubre de 2013, donde eran más de 500 los desembarcados y sobrevivieron 155 personas –41 de ellos menores–). Pero junto a esos números metemos también estos indicios, que pueden dar una dignidad a estas personas, porque son personas”.

Este cuidar a la persona en su dignidad aún en el anonimato y la muerte, es para él importantísimo, también para poder estar a disposición de los parientes que, en algunos casos, luego venían en busca de su hijo, madre, hermano o padre. “Soy testimonio de estar personas extraordinarias que tienen una fuerza increíble. Piensa a los niños que emprenden solos este viaje interminable, que superan cada obstáculo, que tienen en la mente sólo el objetivo de llegar, de llegar. Por lo tanto, es correcto hacer lo que hemos hecho”, esto Pietro lo dice con una fuerza y pasión difícil de describir.

Este servicio incansable de casi 30 años, no se limitó a perseverar en la guardia constante como médico, sino también en su tiempo libre, dedicado a dar charlas, escribir libros, ir a escuelas, dar entrevistas en los medios, etc. todo con la ferviente intención de hacer conocer este fenómeno de la migración e intentar generar un cambio.

Sin embargo en 2019, decidió entrar en política. “Sabes cuántas veces puse en duda todo lo que hacía, porque a veces pensaba: ¿cómo es posible que la gente no se mueva? ¿Es posible que quién tiene la capacidad para hacer algo, no haga nada? Y a veces me decía “basta, no quiero saber más nada con esto”. Después reflexionaba, obviamente, y me decía a mí mismo “verás que en un mes esto va a cambiar” y, en cambio, no cambiaba nada. Y entonces me sentía culpable… y decidí ir más allá, de hacer aún más, porque quizás yo no estaba haciendo todo lo que era necesario hacer… y así fue como me decidí de entrar en política”.

En 2019 el Doctor Pietro Bartolo se convierte en miembro del Parlamento Europeo, donde hoy ejerce como vicepresidente de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE), VP de la Delegación de la Asamblea Parlamentaria Conjunta ACP-UE, miembro del Comité por la Pesca (PECH) y miembro sustituto de la Delegación para las Relaciones con Iraq (D-IQ).

Te digo la verdad, para mí fue muy duro, ¿sabes? –comenta Bartolo cuando se le pregunta si fue difícil cambiar de vida–, hacer esta elección fue muy duro, porque prefiero ser médico… y extraño mi isla, naturalmente, mi familia. Pero fue una decisión dictada por el sentido de responsabilidad de una persona que ha vivido una experiencia así de dramática y dura. He elegido este camino porque creo en la política… creo en la carrera política, aquella que es servicio, la Política, con la P mayúscula”.

Y agrega: “yo pienso que la política es algo noble, muy doble. No es eso que algunos llaman una porquería, eso no es política, eso es otra cosa, y por eso, creo que a través de la política se deben dar respuestas, porque es la política la que debe decidir si cerrar o abrir las puertas. Es la política la que decide si aceptarlos o no”.

El propósito de Bartolo es el de ir hacia esferas más altas donde espera poder ayudar a generar cambios profundos, estructurales, sostenibles y duraderos. Esa es la empresa de su vida: “juntos se puede vivir, se puede crecer, juntos se puede… pero tenemos que hacerlo con inteligencia, no tratándolos como esclavos, como sucede hoy, en la clandestinidad, en la invisibilidad, Esto le hace mal a ellos, pero nos hace mal también a nosotros. Por lo tanto, frecuentemente lo digo, Europa, Italia, deben ser más solidaria. E incluso estos son los principios sobre los cuales se basó Europa, y pienso que esto no es una cuestión de solidaridad o bondad, es una oportunidad y es una cuestión de derechos humanos, de derechos humanos”.

La entrevista a Pietro Bartolo vale la pena escucharla entera, por eso los invitamos a verla y, como nosotros, aprender de esta persona que, con toda humildad y arrojo, dedicó y dedica su vida entera al cuidado de todas las personas como parte de una sola familia humana.

Cuando hablo de valores o palabras, siempre digo que el “respeto” es la palabra que más amo de todas, más que el amor y la fraternidad, porque en el respeto, está todo incluido dentro: el respeto de la naturaleza, el respeto al otro, el respeto al amigo, al enemigo, al adversario. Un respeto a las personas discapacitadas, el respeto de todo. Respeto es la palabra más bella que pueda existir. Entonces, si nosotros tenemos esto en cuenta, seguramente podemos encontrar el camino justo, la vía maestra, aquella que seguramente nos hace justicia y nos podrá hacer honor a la humanidad entera.
Pietro Bartolo

*Home picture: Paul Katzenberger / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)


SHARE: