United World Project

Workshop

Construimos huertos urbanos para salvar el planeta

 
20 septiembre 2022   |   , ,
 

De Valentina Luna y Fernanda Barrios, con Laura Salerno

Un grupo de jóvenes bogotanos inicia un proyecto de ecología social que reúne madres y niños en vulnerabilidad: crear comunidades y cuidar a los demás, educando para salvaguardar el medio ambiente.

“Huertos Urbanos” nació como proyecto de grado de Valentina Luna, integrante del grupo Jóvenes por un Mundo Unido de Bogotá (Colombia). Ella, junto a una compañera de curso, vio en su tesis de grado la posibilidad de trabajar con su comunidad. La idea fue compartida con otros miembros del grupo juvenil y se decidió realizar un proyecto con las madres y los niños del Centro Social Unidad, ubicado en el barrio La Merced en Bogotá.

«Trabajar con la comunidad ha sido muy exigente – explica Valentina- inicialmente realizamos entrevistas para conocer, en líneas generales la realidad del barrio y poder comprender sus exigencias». Luego se realizaron los primeros encuentros formativos, a través de los cuales, el grupo de jóvenes brindó una visión general del proyecto y enseñó a madres e hijos algunos conceptos claves, como los de “seguridad alimenticia” y “soberanía alimenticia”. Este último de particular importancia. De hecho, como explica la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que establece el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos en manera sostenible y ecológica.

«Poco a poco, nos dimos cuenta de que el interés y el compromiso de algunas madres iba creciendo cada vez más… -explica Fernanda Barrios, compañera de Valentina- para nosotros era muy importante poder contar con el apoyo de la comunidad».

Durante el periodo del proyecto se involucraron ocho madres y varios niños, a quienes los jóvenes ofrecieron tiempo y conocimientos para realizar los diferentes talleres.

«No ha sido un trabajo fácil: pero descubrimos que cuando se quiere algo, es así precisamente como se obtiene -dijo Valentina- hay momentos de duda e incertidumbre sobre todo en relación con la consecución del presupuesto necesario para llevar adelante las actividades. Pero el trabajo duro tiene su recompensa, y cuando las ideas se concretizan, se pueden obtener resultados increíbles».

Y así ha sido posible crear una verdadera huerta en el centro social, que actualmente cuidan las madres, que se han comprometido a cuidarlo y mantenerlo en el tiempo.

«Al igual que este proyecto, hay otros muchos que se pueden realizar -explica Fernanda- se pueden actuar comenzando por las propias realidades con actos sencillos: recogiendo la comida que sobra, separando los deshechos o haciendo compost, actos que son concretos y permiten un cambio real en nuestra sociedad».

Para estos jóvenes, además de los pequeños actos, también es importante formar y educar a la ecología. «Consideramos importante generar espacios de formación, en los que se aborden temas de ecología y cuestiones ambientales en general, porque sensibilizan con respecto a la importancia de cuidar los ecosistemas que nos dan todos los recursos que necesitamos para vivir». Explicó todavía Valentina. Luego Fernanda concluyó: «Es importante fomentar la educación ambiental, de manera que las generaciones sucesivas puedan ser sensibles al tema. Pero, sobre todo, tenemos que recordar que no existen ideas locas o imposibles. A menudo tenemos una idea, pero tenemos miedo de que sea demasiado difícil realizarla, en cambio, ¡la idea de una persona puede inspirar a muchas otras! Entonces, uniendo las manos y las motivaciones, podemos aportar cambios, tal vez pequeños pero significativos en nuestros barrios, en nuestras ciudades y en nuestra sociedad».

Los Jóvenes por un Mundo Unido de Bogotá continúan todavía hoy trabajando en distintos proyectos orientados a la ecología y al trabajo social, continúan trabajando en el Centro Social y en otros lugares. «Creemos que no hay actos pequeños o imposibles, simplemente creemos que hay actos de amor, y no hay acto de amor más concreto, hacia nosotros mismos y hacia los demás, que el de cuidar este bellísimo planeta en el que vivimos».


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