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“No tengo una mente de empresario, pero sí de soñador”. Spokes, el café de la esperanza.

 
23 diciembre 2020   |   , ,
 

Al abrir la puerta de vidrio de un pequeño local ubicado a la orilla de la Carretera Interamericana, en Guatemala, los villancicos navideños suenan e inmediatamente el olor a galletas de jengibre evocan la temporada navideña, pero también es la sensorial bienvenida a un pequeño café llamado Spokes.

En el café atiende Madelyn, una joven de 21 años. Mientras me acerco al mostrador para elegir una bebida, ella ofrece la de la temporada: un capuccino con jarabe de dulce de menta. Aunque elijo un café clásico, no me resisto a las galletas de jengibre.

Finalmente mi café está listo. El sabor es excelente. Madelyn trabaja en Spokes desde hace dos años y ha aprendido muy bien a preparar las bebidas. Pero no solo. Ella considera que su mayor aprendizaje ha sido saber cómo relacionarse con la gente, los clientes. “Siempre he tenido problemas para comunicarme con la gente, todavía me falta mucho, pero poco a poco he aprendido. También he aprendido sobre la responsabilidad y saber que detrás de cada cliente hay una persona” cuenta Madelyn. El trabajo como barista ha sido un punto crucial a su joven edad. Madelyn, junto a su hermana 4 años menor, ingresaron hace algunos años a una casa hogar cercana al sector. En ella viven sobretodo jóvenes que han sido abusadas y explotadas. Algunas incluso víctimas de trata de personas. Aunque las jóvenes se encuentran a salvo dentro de este hogar, muchas sufren de estigmas  y rechazo para poder encontrar un trabajo digno.

Rolando es el propietario del café. Hace dos años visitó la casa hogar donde Madelyn se encontraba y le propuso la oportunidad de trabajo. Ella inmediatamente aceptó.

“Nuestro proyecto es lucrativo, pero el trasfondo es social”. Así describe a la cafetería Spokes Rolando Monterroso. Y agrega “Tratamos de que la barra de nuestro café sea el escenario para que estos jóvenes (de las casas hogar), que ya en su niñez han tenido oportunidades reducidas, puedan romper con ese círculo y se preparen para poder salir a la sociedad dignamente, aprendiendo un oficio y teniendo una experiencia laboral formal. Vemos que los jóvenes que entran a trabajar, deciden seguir la universidad y eso nos llena de satisfacción”. Esta es la tarjeta de identidad del café.

Rolando cuenta las historias de Spokes como quien cuenta los méritos de un hijo. Un pequeño hijo de tan solo dos años, pero que fue siempre deseado y que ha marcado la vida de muchos a su alrededor. Spokes no solo da oportunidades de trabajo a jóvenes de las casas hogar, sus clientes, proveedores y actividades también son parte de este espiral de amor por el prójimo.

Una infusión de ayuda

Según la UNICEF, en Guatemala solo el 2.6% de los jóvenes entre 18 y 26 años ha iniciado sus estudios universitarios. La gran mayoría se ve forzada a dedicarse exclusivamente a trabajar para llevar un sustento a sus familias. Pero también hay quienes no estudian ni trabajan, sino delinquen. Desde la década de los 80’s en Guatemala, como en el resto de Centroamérica, han existido las maras y pandillas que se dedican a un sinfín de actividades criminales. Estima que en Guatemala hay entre 50 mil y 100 mil miembros. Sus integrantes son reclutados desde jóvenes y marcados con tatuajes que los identifica como miembros de la Mara Salvatrucha o Pandilla 18 (los dos grandes grupos rivales). Una vez marcados, es casi imposible no ser identificados como criminales.

¿Café y tatuajes? Casi imposible de relacionarlos, pero en Spokes el encuentro de estos dos productos no es una casualidad. Este año la cafetería inició una colaboración con la Fundación White Whale. Las tazas de café fueron cambiadas por frascos de tinta y en lugar de clientes, los bancos tenían a jóvenes que dejaron las pandillas para iniciar una nueva vida. Los símbolos que marcaban su oscuro pasado fueron reemplazados por coloridos diseños. Uno de ellos incluso emprendió un negocio de panadería y en su brazo ahora lleva un símbolo de su nueva pasión.

A este punto de la historia, no sé si la especialidad de este pequeño negocio es el café o el cuidado por el prójimo. Cuidado con el aroma a café…

Aunque la temporada pone como protagonistas de los postres a las galletas de jengibre, como la que me comí, regularmente este papel lo tienen las donas. Redondas, dulces, coloridas y deliciosas. Pero no siempre estuvieron ahí. Inicialmente Rolando pidió a su proveedora el permiso para distribuir sus donas, conocidas en Guatemala por su excelente calidad. Pero la proveedora se negó y dijo que no estaba interesada en distribuirlas. Entonces le preguntó si tenía donas para donar, porque quería llevarlas a niños de escasos recursos. La proveedora dijo que sí, tenía algunas. A las semanas de nuevo quiso donar más donas, y más. Al poco tiempo, la proveedora se sintió tan conmovida por la donación de donas, que finalmente accedió por venderle donas a Spokes. Una buena obra abrió camino para una relación comercial.

Mi café se enfrió un poco. No pude tomarlo todo cuando estaba caliente con tantas historias que han dejado huella en este negocio: las jornadas en las que las ganancias de las ventas son destinadas a causas específicas. La colaboración con la fundación Digna, para ayudar a la integración de personas con discapacidades. La promoción de pequeños comerciantes locales para promover la economía del sector. Las jornadas en las que llevan alimentos para personas de escasos recursos, etc.

Rolando lo dice claro y de memoria: “De cierto les digo que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron” (Mateo 25:40).

Por ahora Spokes es un pequeño local, pero al mismo tiempo un gran escenario para grandes oportunidades. Rolando aspira a poder abrir otro y otro negocio en el que el principal ingrediente sea no solo el café, sino también la inclusión de los más desprotegidos. “Vivimos en una sociedad muy individualizada, pero los buenos debemos unirnos – dice Rolando – Yo no tengo una mente de empresario, pero sí de soñador”.


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