United World Project

Watch

#Daretocare en América Latina

 
5 agosto 2020   |   , #daretocare,
 

Sábado 8 de agosto, transmisión en directa desde América Latina, 17:00 (UTC-3), la primera cita con «#Dare to care in my City», una transmisión en vivo para viajar directamente por un continente, compartir historias, hacer preguntas, inspirar y ser inspirados por personas y comunidades que han puesto al centro de su interés el paradigma del cuidado. ¿Qué significa para este inmenso y múltiple continente “atreverse a cuidar”? Entramos en punta de pies en este rico mundo, hablando con Clara Mariel Badilla, pedagoga de Costa Rica y con Virginia Osorio socióloga uruguaya.

Si el aislamiento al que estamos obligados por el Coronavirus, tiene algo positivo es el entrenamiento en el uso de ciertas tecnologías para las videollamadas en línea, que permiten el acercamiento de personas y mundos incluso muy lejanos de nosotros. Desde el punto de vista de United World Project, herramientas excepcionales para favorecer la unidad, la proximidad, el encuentro y el conocimiento recíproco, superando también distancias y husos horarios. Con Clara y Virginia no nos conocemos, nunca nos hemos visto cara a cara pero nos estamos llamando. La primera es costarricense, pero vive en la Ciudad de México, la otra es uruguaya y vive en Tucumán, en el noroeste argentino. Quisiéramos que nos ayudaran a entrar en punta de pies en la compleja y variada cultura latinoamericana, mirándola desde el punto de vista de este paradigma tan querido para nosotros: el cuidado.

Virginia, en tu opinión, tú que eres socióloga, ¿qué puede ofrecer la cultura, la historia y la experiencia latinoamericana en el compromiso propuesto en el Pathway de este año, “Daretocare”, atreverse a cuidar?

«Lo primero que me viene a la mente es la sabiduría de nuestros pueblos nativos en el cuidado de la vida, de la Creación, de una cierta armonía en las relaciones. Luego, una nueva visión de desarrollo, una nueva visión social que parte de la periferia. También en relación con la metodología propuesta por la Iglesia latinoamericana, de la doctrina social: ver, juzgar y actuar. Es decir: mirar la realidad; juzgar, en el sentido de pedir la sabiduría para mirar y entender más allá de lo que se ve; y luego también actuar. Pero el actuar tiene que ser precedido de estos dos pasos. Estas son las cosas que me vienen a la mente de inmediato: esta sabiduría de las relaciones, esta visión social y también la fortaleza que puede llegar de la periferia. Luego, otra cosa, cuando las personas piensan en América Latina nos ven como un continente joven donde todavía hay algo de esperanza…».

Clara Mariel, en tu opinión, desde el punto de vista del cuidado, ¿qué puede aprender el resto del mundo de la cultura y de la sociedad latinoamericana?

«Estoy de acuerdo con lo que dice Virginia sobre las relaciones. Aquí hay una tendencia natural hacia la comunidad, a construir la familia, pero una familia que va más allá de las paredes de la casa: es ampliada. Es conmovedor ver cómo nuestros pueblos, a pesar de sus diferencias, son pueblos naturalmente solidarios. Aquí hay mucha gente que se priva también de lo que necesita para sobrevivir. Yo soy de Centro América y nosotros no tenemos las estaciones. Dicen que somos los países de la eterna primavera. Por esto no estamos acostumbrados al ahorro, porque la naturaleza es generosa, nos da lo que sirve para cada día. También la mayor parte de la gente es así, no piensa si mañana no tendrá qué comer… no, viven el hoy; ven a mi casa, te acojo y te doy lo que tengo. Entonces, como pueblo estamos muy unidos al latido del corazón de la naturaleza, y hay una enseñanza que viene de la naturaleza misma sobre lo que significa “cuidado” y “cuidar” y este vínculo lleva a vivir así, pensar en cuidar a quien tienes al lado y, si el otro está bien también yo lo estoy. Sin duda, no podemos negar que, con una historia aún contemporánea de exclusión, existen también las heridas de la desconfianza».

Explícame qué entiendes con esta “desconfianza”…

«Te cuento algo que he aprendido. Viví un poco en Venezuela, cerca de una ciudad donde hay muchísimas personas de una comunidad indígena. Ellos me explicaban que la desconfianza hacia ellos es una forma de sobrevivir, no es algo negativo… porque durante muchos años ha habido alguien que te quitaba algo, así fuera el Estado o algún otro. Antes tienes que medir la relación que el otro quiere establecer para poder abrirte. Por tanto, nuestros pueblos necesitan, muchos, no todos, un poco de tiempo para reflexionar, para entender. Pero ¡cuando te abren sus casas y su corazón, te conviertes en parte de la familia! Entonces, en este sentido esta palabra “desconfianza” quiere decir entender cómo te estas acercando y con qué intenciones».

Virginia, en tu opinión, ¿Qué puede aprender el resto del mundo de la cultura y de la sociedad latinoamericana, en el ámbito de la ciudadanía activa y la política por la unidad?

«”Atrévete a cuidar”, el cuidado en la política, es uno de los desafíos más grandes que tenemos como continente. Nuestra protección social es inexistente, no hay protección laboral, tenemos mucho trabajo ilegal, la informalidad económica, la corrupción, y la desigualdad es algo estructural… con todos estos desafíos, es difícil que uno se ponga en juego en la participación civil. En América Latina la participación no se estimula, nosotros no tenemos un parlamento latinoamericano, la visión política latinoamericana se ideologiza. Sin embargo, en este continente han nacido muchas redes sociales, economías solidarias, los movimientos sociales que son, como dice el Papa: “los verdaderos poetas sociales, que desde las periferias olvidadas crean soluciones dignas para los problemas más acuciantes de los excluidos”. También hay una fuerza que va adelante, una inteligencia comunitaria que puede servir de inspiración para las políticas públicas. Esta capacidad de ponerse en red para cuidar a los demás es algo innato en estas tierras. Particularmente, ahí donde la cultura de los pueblos originarios todavía está viva …

¿En qué sentido, Virginia?

Por ejemplo, hace poco tiempo se reconoció por primera vez la propiedad comunitaria de la tierra. La Corte Interamericana de los Derechos Humanos (IACHR) emitió una sentencia sobre el caso de las comunidades indígenas miembros de la asociación Lhaka Honhat (Nuestra tierra) contra Argentina. La corte confirmó los reclamos de las comunidades indígenas miembros de la Asociación y señaló al Estado argentino como responsable por haber violado sus derechos fundamentales, ordenando adoptar varias medidas de reparación, e igualmente a garantizar seguridad legal a la propiedad colectiva de su territorio. Y esto es un paso muy importante, de aquí podrían surgir nuevas categorías políticas».

Clara Mariel, ¿crees que hay algo más?

«Pienso que otro elemento importante es la familia. Es un vínculo grande como la raíz de un árbol, que crece siempre más. Existe mucho el sentido de grupo, de clan, de pertenencia a una comunidad. También los valores femeninos ¡son muy fuertes! Aunque si no se puede negar el fuerte machismo, la mujer es el perno de la familia y de muchas realidades, por su capacidad de cuidado y por su capacidad de amar. En toda América Latina hay una fuerza que cuando se libere del machismo, podrá dar una sensibilidad mariana a la política, con todo el potencial social del Magníficat».

¿Curioso? Yo sí. Entonces no se pierdan la cita con #Daretocare in My City – América Latina, sábado 8 agosto, hora 17:00 (UTC-3) en directa por Zoom y en el canal Youtube de United World Project.


SHARE: