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Fragilidad y grandeza: Santa Teresa de Lisieux

 
28 abril 2023   |   , ,
 

Una conversación intensa y esclarecedora con Mons. Francesco Follo y el padre Francois Marie Lethel sobre la importancia y la modernidad de la santa francesa, celebrada por la UNESCO para el bienio 2022-23.

Han pasado cien años de la beatificación de Teresa de Lisieux a manos del Papa Pio XI.

Era el 29 de abril de 1923 y dos años después esta chica, religiosa carmelita, que murió de tuberculosis con años 24 años, fue canonizada. Fue subvalorada a tal punto que le pidieron que escribiera algo sobre sí misma porque en su funeral nadie habría sabido qué decir sobre ella.

Hoy su mensaje es todavía fuerte, claro y actual. Por esto la UNESCO la ha acogido entre las personalidades a celebrar en el bienio 2022.2023, por su valor de mujer para promover, como intelectual, buscadora de sentido, educadora y escritora.

Para conocerla mejor, nos reunimos con Mons. Francesco Follo, Observador permanente en la Santa Sede ante la UNESCO hasta 2022, y con el padre Francois Marie Lethel, teólogo carmelita, quien, entre otros cargos, fue colaborador de la Positio para el Doctorado de Teresa, en 1999.

Para comenzar le preguntamos a ambos quién era Teresa de Lisieux.

Follo: Estamos a finales del 800. En el pequeño convento de un pueblito de Normandía. Una zona pobre. Teresa crea tres manuscritos que se convierten en un libro publicado póstumamente. Ocho meses después. Este texto, titulado Historia de un alma, cuenta con 2.000 ejemplares y ya esta traducido en 60 idiomas.

Lethel: Esta joven vivía en el anonimato del convento, solo había 10 personas en su funeral. Y si no hubiera escrito, no habría dejado nada. Fue su hermana, priora, quien le pidió que regalara recuerdos de infancia.

¿Qué escritos son?

Lethel: Muy sencillos. Parecen infantiles, pero tienen un contenido evangélico extraordinario. Un mensaje muy fuerte de confianza y amor, expresado en un lenguaje accesible a todos.

Follo: Muestran un camino. Teresa lo llama “el caminito”, porque es sencillo, filial. Incluso las analfabetas pueden recorrer sus itinerarios.

¿A dónde lleva este camino?

Lethel: Dos palabras surgen frecuentemente: amor y Jesús. Cuando escribe “mi vocación es el amor” dice una cosa universal. Todo corazón humano tiene este deseo. El amor es la realidad más grande. Ella vive en la sencillez, en las pequeñas cosas de cada día, un amor inmenso, infinito. Este amor es Jesús que habla a través de lo cotidiano. La grandeza del amor en las cosas pequeñas. Teresa nos permite valorar todos los aspectos de nuestra vida y descubrir el verdadero rostro de un Dios cercano, que perdona y salva.

¿Cómo es la relación entre la fragilidad y la santidad de Teresa de Lisieux?

Lethel: Teresa nos enseña a aceptar nuestra fragilidad no como algo negativo. Si la vez en Cristo Jesús se convierte en el mejor terreno de santidad. La fragilidad que acoge la presencia del Señor se convierte en fuerza. Ella escribe: “No me haré santa, Él me hará santa”.

Follo: Hay que quitar un poco de polvo devocional de Teresa de Lisieux. No reducirla a las emociones. Con la noche de la fe que vivió, ella ha creído más allá de cualquier emoción. Ha amado. El amor es el don de sí y dejarse amar. La persona no se apoya en sus propias fuerzas, sino en el amor misericordioso de Jesús.

¿Qué fue su noche de la fe?

Lethel: Teresa vive su último año y medio con una terrible prueba de fe. Lo cuenta en su libro “La historia de un alma”, en el tercer manuscrito. Escribe: “Jesús ha permitido que mi alma fuera invadida por las tinieblas más espesas”. Junto a la voz de la fe escucha la de las tinieblas, del nihilismo. Pero eso no la destruye, no la hace perder la fe. Al contrario, lo experimenta como la mayor gracia.

Aquí también radica su modernidad…

Lethel: Este es uno de los aspectos más importantes de su modernidad. San Pio X decía que Teresa de Lisieux sería la mayor santa de los tiempos modernos. Ella vive en el 800, cuando el ateísmo se constituye como sistema filosófico. Pensemos en Marx.

Y en Nietzsche…

Follo: Teresa responde a Nietzsche que dice: “Dios ha muerto”. Para ella Dios existe y puede ser encontrado por todos. No es necesario haber realizado estudios superiores de filosofía o teología.

Volvemos entonces a la sencillez…

Follo: Hay que ser personas que pregunten. El santo es una persona normal que ama a Cristo y que se deja amar. Teresa es un gran ejemplo y es actual porque no ha hecho nada excepcional. Su vida está salpicada de simples crónicas transformadas en granos de diamante de la historia. Ella nos enseña que para amar hay que ser amados.

Una idea de santidad accesible a todos…

Lethel: Creo que Teresa revolucionó la idea de la santidad. Ella cuenta lo que el Señor ha hecho en ella. Nos dice que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Tiene una visión comunitaria de la santidad. Y luego no ha tenido ningún fenómeno místico, se encuentra con Dios en la banalidad de la vida cotidiana.

¿Qué relación hay entre Teresa de Lisieux y el Papa Francisco?

Lethel: El Papa Francisco ama mucho a Teresa de Lisieux. Uno de sus escritos más bellos es la exaltación apostólica Gaudete ed exultate, sobre el llamado a la salud en el mundo de hoy. Allí la menciona varias veces.

Volviendo al reconocimiento de la Unesco…

Lethel: Teresa de Lisieux habla más allá de los límites de la Iglesia. El reconocimiento de la UNESCO es muy significativo porque ella no interesa solo a los cristianos. Es un error encerrarla solo dentro del mundo cristiano. En sus escritos, Teresa nunca polemiza contra nadie, y toca algo esencial en el corazón humano.


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