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Las mujeres y la seguridad alimentaria

 
20 junio 2023   |   , ,
 
Bartosz Hadyniak – Getty Images Signature

Los análisis y las buenas prácticas surgen a escala internacional en un seminario organizado por la facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Gregoriana, junto con la misión permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA y al Foro de Roma de Organizaciones No Gubernamentales de inspiración católica. La contribución de New Humanity y Acciones por un mundo unido.

Sabemos que el rol de las mujeres en el desarrollo de la comunidad y en la capacidad de garantizar la seguridad alimentaria a la luz de la ecología integral se cumple de manera excelente.

Aunque muchas veces es invisible a los ojos de muchos, el bien que hacen no solo se concretiza en cada relación, sino que se extiende y genera comunidad. Así lo expresó en las conclusiones Mons. Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO quien sintetizó muy bien el tema del seminario de estudios “Las mujeres y la seguridad alimenticia: un vínculo para fortalecer” que se realizó el 22 de mayo en el aula magna de la Pontificia Universidad Gregoriana.

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El seminario abordó este tema a través de varios informes llenos de contenido y capaces de suscitar profundas reflexiones, así como algunas experiencias de ONG de inspiración católica que pusieron de manifiesto la importancia de la mujer en la promoción de la formación, la subsistencia económica y el desarrollo familiar y comunitario. Cada informe ha ayudado a iluminar un aspecto del vínculo indisoluble entre las mujeres y la seguridad alimentaria. Se inició con la ilustración de la Prof. Nuria Calduch, directora del Departamento de Teología Bíblica de la Universidad que acogió el Congreso, de las páginas de la Biblia que hablan del trabajo agrícola que realizan las mujeres con entrega y generosidad, casi como una redención por el mal cometido y en beneficio de todos los hombres.

En cambio, el Prof. Stefano Zamagni, emérito de Economía Política de la Universidad de Bolonia, exaltó el papel de la mujer a partir de la educación alimentaria que tendría que realizar en la familia.

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Desafortunadamente, ha evidenciado el economista, este rol suyo está amenazado por la crisis misma de la institución familiar pero quizás más, en lo que respecta a la seguridad alimentaria, por el oligopolio de las semillas. Quienes las gestionan no tienen ningún interés en ofrecer calidad, ni siquiera en mantener una producción estable, y en este contexto las mujeres quedan completamente excluidas.

Probablemente esta condición, o su irregular, transitoria, escasa participación, hace aún hoy problemática la lucha contra el hambre. Un hecho destacado por las alarmantes cifras expuestas en el informe de la Dra. Marcela Villareal, directora de la división de alianzas y colaboración con la ONU en la FAO. Y, sin embargo, como señala Villareal, las mujeres se desempeñan mejor que los hombres y son más efectivas en la gestión y el trabajo rural, incluso ante eventos particulares (desastres naturales, pandemias, etc.).

Los informes posteriores del Dr. Karinki, representante de la oficina legal de UNIDROIT (Órgano subsidiario de las Naciones Unidas), y del Dra. Safu Santala, vicepresidenta asociada de relaciones externas y gobernanza del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), confirmaron las dificultades de las mujeres para acceder al crédito no solo para erradicar la pobreza y el hambre en las zonas rurales de los países en desarrollo, sino también para recuperarse después de eventos calamitosos como el cambio climático.

Todo esto no hace otra cosa que aumentar la brecha entre el trabajo de los hombres y el de las mujeres, quienes, a pesar de todo, encuentran mayor realización en el ámbito familiar o en pequeñas comunidades.

La capacidad de las mujeres para aumentar la sostenibilidad y calidad de los procesos de paz fue exaltada por la Dra. Flaminia Giovannelli, subsecretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Y esto unido a la capacidad de apoyar, de manera casi invisible, pero fundamental, el sector de la pesca y la acuicultura, manteniendo firmes los lazos familiares y el sistema de trabajo, como lo confirmó el padre Bruno Ciceri, director de Stella Maris Internacionalis. El equilibrio de la mujer entre la familia y el trabajo y la necesidad de su armonización fue el tema desarrollado en la intervención de la Dra. Gabriela Gambino, Subsecretaria del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida. Gambino ha sabido conectar, en particular, la capacidad de las mujeres para generar relaciones y por tanto hacer accesible el bien común a todos. Para dar fuerza a ese seminario, el representante del dicasterio para los laicos ofreció la palabra clave para tener siempre presente en toda comunidad, pequeña o grande, para desarrollar una mayor sensibilidad hacia el cuidado: compartir.

Finalmente, entre las experiencias ofrecidas como demostración lo evidenciado en los informes, surgió la propuesta de New Humanity y AMU, una ONG del Movimiento de los Focolares, concerniente a las mujeres protagonistas del desarrollo comunitario en el área rural de Burundi (África central). En particular, a través de un video, una mujer joven, cariñosa madre de familia y trabajadora tenaz en el sector agrícola, contó con pasión su compromiso en este campo. La eficacia de su acción ha ayudado a crear bienestar también para otras familias en dificultad, simplemente invirtiendo en los productos de la tierra, desde el procesamiento en los campos hasta la venta en los mercados hasta la gestión del crédito.

Esta es la experiencia presentada por Emanuela Castellano – AMU – Acción por un Mundo Unido y CASOBU

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