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Ozono, el gas venenoso que da la vida

 
14 septiembre 2021   |   , ,
 
Photo Pexels by Jaymantri

El 16 de septiembre se celebra el “Día mundial de la preservación de la capa de ozono”. Pero… ¿cuánto sabemos sobre este gas? ¿Por qué es tan importante para la vida en la tierra? Le preguntamos al Dr. Alcide di Sarra, un científico italiano que trabaja en el Laboratorio de Observaciones y Medidas para el Medio Ambiente y el clima de ENEA (la Agencia Nacional Italiana de Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sostenible). Había apenas aterrizado en Italia después de una brigada de estudios y medidas en el Observatorio Thule de Groenlandia. Esto fue lo que nos dijo.

Dr. di Sarra, usted acaba de regresar de una misión en Groenlandia, ¿Puede decirnos a qué se dedica, en qué consiste su investigación?

Junto con algunos colegas, hemos regresado a Groenlandia durante el mes de agosto 2021, después de un largo periodo en el que no ha sido posible ir a causa de la pandemia. Desde hace más de 30 años, voy a Groenlandia, para realizar mediciones y estudios relacionados con los procesos atmosféricos. Con algunos colegas hemos montado el primer instrumento en el Thule High Arctic Atmospheric Observatory en 1990. Se trata de un observatorio nacido a inicios de los años 90, donde desarrollamos investigaciones junto a la Universidad de Roma “La Sapienza”, l’ENEA, l’INGV (Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología), y la Universidad de Florencia. El laboratorio nació para estudiar los procesos vinculados a la destrucción de ozono en el Ártico, porque es la región de la tierra que se está calentando más rápidamente con respecto al resto del planeta. Hay muchos procesos complejos de interconexión entre atmosfera, océano, hielos, circulación atmosférica, circulación marina, que hacen que en esta región se verifique un calentamiento muy, muy fuerte, que en la literatura se conoce con el nombre de “amplificación ártica”, precisamente porque la temperatura del aire está aumentando unas tres veces más rápido que en el resto del planeta.

Entiendo. Entonces, su investigación se concentra también en la observación del famoso (al menos para nosotros que hemos crecido en los años 80) “agujero de ozono”. Pero… ¿podría explicarnos, en términos sencillos, de qué se trata?

Entonces, el “agujero de ozono” es un fenómeno estacional descubierto en 1985, por algunos investigadores ingleses mientras realizaban mediciones desde una estación en Antártida llamada Halley Bay, con un instrumento que mide el contenido de ozono presente en la columna de aire. Haciendo estas medidas, que usan la radiación solar -al inicio de la radiación solar, es decir al inicio de la primavera antártica-, los investigadores británicos se dieron cuenta que había habido una disminución muy, muy fuerte de ozono, desde finales de los años 70 hasta 1985.

Esta reducción, que luego progresó significativamente sobre Antártida, destruye durante septiembre, octubre y noviembre, hasta alrededor del 65-70% del ozono presente por encima de la columna, involucrando un área muy extensa. Es decir, toda la región antártica, que es un área muy grande con relación a Norte América. Son cerca de 25 millones de kilómetros cuadrados en los que la concentración de ozono sobre la columna es bajísima.

El “agujero de ozono” es, por tanto, un fenómeno estacional. Comienza al final del invierno antártico, por lo tanto, en agosto. Se agudiza en septiembre, en octubre se alcanza la máxima destrucción de ozono, luego en noviembre-diciembre, el fenómeno se interrumpe, el aire se mezcla con masas que provienen de otras regiones, y el así llamado “agujero” se vuelve a cerrar.

Algo similar, pero en una escala más reducida, sucede también en el Ártico. Con una mayor variabilidad mucho más grande porque las condiciones árticas son más inestables respecto a aquellas antárticas. Y, por tanto, solo en algunos años, en primavera, sobre el Ártico se activa esta destrucción de ozono, que puede alcanzar el 35-40%. Pero es una situación mucho más intermitente con relación a la regularidad del fenómeno antártico.

NASA, Public domain, via Wikimedia Commons

Si entiendo bien, junto a esta destrucción del ozono que produce “agujeros” también hay un proceso global de disminución del ozono presente en la estratosfera, no limitado únicamente a las áreas encima de la Antártida o el Ártico…

La concentración máxima de ozono se encuentra alrededor de los 25 kilómetros de altitud. Por tanto, en la estratosfera, que es la región de la atmosfera que va desde los 10-15 km hasta los 50 km. Los procesos que suceden en el invierno antártico, cuando las temperaturas en la estratosfera son muy bajas, favorecen la formación de nubes, a pesar de la concentración muy baja de vapor de agua y de otros componentes químicos. Sobre la superficie de estas nubes, cuando llega la radiación solar, se activan una serie de reacciones químicas que destruyen de forma cíclica el ozono. La destrucción sucede en la estratosfera precisamente porque ahí se forman las nubes. Cuando esta zona, a baja concentración de ozono, va a mezclarse con el resto, contribuye a producir impactos sobre el estado de ozono en la estratosfera a escala global, por tanto, se ha visto una reducción de ozono muy fuerte en los primeros años 90. Una disminución muy significativa que luego ha ido disminuyendo. Así que ahora nos encontramos a nivel mundial con un contenido de ozono que es aproximadamente un 3-4% más bajo que el de principios de la década de 1980.

En los últimos 15-20 años, la situación se ha vuelto “crónica”, muy regular, con una disminución siempre más fuerte; sin embargo, el área afectada por el agujero de ozono ha dejado de crecer.

¿Pero esta situación no se puede revertir de alguna manera? Quiero decir ¿hay alguna forma de hacer retroceder el fenómeno?

Si, sí. Hay una forma, y es también uno de los ejemplos más grandes de iniciativas internacionales que ha funcionado. Hablo del protocolo de Montreal.

Le explico… uno de los compuestos importantes que interviene en estas reacciones es el átomo de cloro. Los compuestos que lo contienen son producidos prevalentemente por actividades antropogénicas. Algunos de los compuestos químicos que nosotros producimos y que contienen cloro tienen una fuerte estabilidad en la parte baja de la atmósfera, y llegan lentamente a la parte alta de la atmósfera. Ahí son disociados por las radiaciones solares de onda corta, que es la más energética, y así pueden activar estas reacciones destructivas.

Si favorecemos la reducción de la concentración de cloro, este proceso pierde velocidad. Y el hecho de que el agujero de ozono no crezca se debe principalmente al hecho de que los acuerdos internacionales han limitado las emisiones de compuestos de cloro. Por tanto, la concentración de cloro en la estratosfera ha comenzado a reducirse. Como consecuencia, se comienzan a ver los efectos, pero los tiempos de estos procesos son largos. Porque estos compuestos tienen una vida media muy larga: en algunos casos, decenas de centenares de años. Por esto, la concentración de cloro en la estratosfera baja muy lentamente, porque todavía tenemos los efectos de sustancias que hemos lanzado a la atmosfera desde hace muchos años. De todos modos, las señales positivas están. Y esto es un gran ejemplo de éxito de un acuerdo internacional… porque el agujero de ozono ha sido descubierto en 1985 y el protocolo de Montreal es de 1987. Por tanto, las iniciativas internacionales han sido importantes, y han sido tomadas en breve tiempo.

Entonces, ¿nos puede explicar qué dice este acuerdo?

El protocolo de Montreal (pero ha habido acuerdos y enmiendas posteriores) ha reducido las emisiones y la producción de compuestos que contienen el cloro (para algunos gases, incluso los ha eliminado). Al inicio, se incluyeron algunos suplentes. De los CFC (clorofluorocarbonos) se pasó a los HCFC (hidroclorofluorocarbonos), luego a los HFC (hidrofluorocarbonos). Los compuestos que se utilizan han dado una vida media más breve y, en lugar de los átomos de cloro, tienen átomos de flúor. Dan otros problemas, pero digamos que esto favorece la reducción de la concentración del cloro en la atmósfera que ha tenido una cierta recuperación, a escala global, del contenido de ozono en la estratosfera.

Por tanto, tenemos señales positivas de una iniciativa internacional que ha sido ratificada por todos los países del mundo.

«Toda la vida en la tierra depende de la existencia de una fina pantalla de un gas venenoso, en lo alto de la atmosfera: la capa de ozono», explican desde el PNUMA ¿Por qué el ozono es tan importante para la vida en la tierra?

La capacidad de absorber las radiaciones ultravioletas, que es la más energética que llega del sol, es también el principal, o uno de los principales factores benéficos de la presencia de ozono en estratosfera. Porque absorbiendo la radiación más energética, que es la que produce daño, permite que la superficie de la tierra sea vivible. Es un factor muy importante para la vida del ser humano, pero también de las plantas, para los materiales, y para lo que se encuentra en la superficie de la tierra.

Varios procesos, desde las cataratas hasta los tumores de piel, dependen de la cantidad de radiación ultravioleta que viene escudada por el ozono.

¿Esta rarefacción de la capa de ozono afecta también el cambio climático?

Existen enlaces y muchos. Por ejemplo, el ozono tiene la capacidad de absorber la radiación infrarroja y, por tanto, como los gases que absorben radiación en esta región espectral, es un gas con efecto invernadero. Entonces, de alguna manera, está vinculado a los procesos que tienen que ver con el cambio climático. Pero hay muchos otros vínculos importantes que vinculan el ozono al clima. Por ejemplo, los gases que conllevan la destrucción de ozono son los que también tienen una fuerte capacidad de absorber la radiación infrarroja, entonces son gases con efecto invernadero importantes. Entonces, limitar estos gases significa también reducir el impacto sobre el clima. Uno de los acuerdos sucesivos al protocolo de Montreal, el acuerdo de Kigali, ha limitado las emisiones de HFC (hidrofluorocarbonos) que, si no se hubieran regulado, habrían provocado un aumento adicional de la temperatura de unas pocas décimas de grado. Por tanto, habrían contribuido significativamente al calentamiento global.

Otro vínculo fuerte entre ozono y clima está unido al funcionamiento del efecto invernadero antrópico. Uno de los efectos que conocemos, del aumento de gas con efecto invernadero en la atmósfera, es el calentamiento a bajo nivel; simultáneamente, se produce un enfriamiento en la estratosfera. Este es uno de los rasgos distintivos que nos permite decir que la variación de temperatura que vemos se debe al aumento de los gases de efecto invernadero. Vemos un calentamiento abajo y enfriamiento en la estratosfera. Este enfriamiento en la estratosfera es uno de los procesos que frena la recuperación del agujero de ozono, pues si la temperatura en la estratosfera disminuye, es más fácil que se formen nubes y por ende que se activen todos esos procesos de destrucción de ozono que ocurren en la superficie de las nubes en las zonas polares.

Digamos entonces que las conexiones son múltiples, los lazos son fuertes y los procesos están fuertemente vinculados, por lo que no se puede mirar un aspecto y dejar de lado todo lo demás. Siempre debemos considerar el sistema en su complejidad, en sus interacciones complicadas y en la posible interferencia de un proceso con respecto al otro.

Profesor… pero ¿hay algo que todavía se pueda hacer para mejorar la situación del ozono y, en consecuencia, del clima?

Hay mucho por hacer, aún quedan varios mecanismos por entender. Por ejemplo, no hace mucho tiempo, gracias a la observación de la concentración de CFC en la atmósfera, se descubrió que aún existían fuentes ocultas que se pensaba que habían sido eliminadas. Ahora estamos preocupados por todos los CFC contenidos en los viejos sistemas de refrigeración que han sido desmantelados, que podrían volver a estar dispersos en la atmósfera, trayendo algún impacto… En mi opinión, es importante seguir prestando atención a este tema y continuar a estudiarlo. Seguir la evolución, no dejar de tomar medidas, comprender cuáles son los procesos, cuál es el impacto que el ser humano produce con todas sus actividades.

Y en la vida cotidiana… ¿a través de nuestros comportamientos?

Hace unos años se podía elegir, por ejemplo, un frigorífico o un aire acondicionado de automóvil, privilegiando unos compuestos con respecto a otros. Ahora, la mayor parte de los componentes no tienen cloro, entonces algunos acuerdos internacionales han obligado a tomar algunas decisiones. Creo que una de las cosas que debemos hacer es ser conscientes de que vivimos en un sistema extremamente complejo e interconectado y, por tanto, tener en cuenta que las decisiones, las iniciativas que hagamos, tienen algunas consecuencias.

Por tanto, mantener esta actitud de entender que estamos en un sistema complejo, para el cual no existen soluciones simples o respuestas simples. Sino que cada acción que hagamos tiene un impacto y por eso es importante tener un enfoque mental que nos deje abiertos para decir: tratemos de entender mejor cómo están las cosas. No nos conformemos con una simple descripción de los fenómenos. Pienso que esto es importante para luego lograr también equilibrar nuestras decisiones todos los días. No es una respuesta muy práctica, pero…

… pero da la idea y estimula a no conformarse con una simple búsqueda en internet, sino profundizar más.

Efectivamente ¡Busquen fuentes confiables!


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