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Periodismo y verdad: historias de hombres y mujeres que desafiaron el poder

Un homenaje a la profesión periodística y a algunos de los muchos periodistas talentosos y valientes de todo el mundo, a través de varias películas que nos hablan de esta extraordinaria y compleja labor.
Desde hace unas semanas, en el United World Project, hemos estado reflexionando sobre los temas de la comunicación y los medios. Sin duda, una de las herramientas para transmitir estos dos temas tan sensibles ha sido, y sigue siendo, el periodismo.
La distinción entre pasado y presente (ha sido, y sigue siendo) surge de las nuevas herramientas tecnológicas (internet, teléfonos inteligentes y redes sociales) que han propiciado el desarrollo de nuevos roles, en particular el del influencer. Sin embargo, siempre es bueno tener presente que quien quiera hablar del mundo al mundo, o de una parte de él a su comunidad, debe seguir las reglas, principios y valores del verdadero periodismo.
Una lección de Haití
Intentemos identificar algunos principios y reglas del periodismo a través de una serie de películas. Comenzemos con el documental The agronomist, de Jonathan Demme. Narra la historia, luminosa y trágica, de un hombre lleno de ideales: Jean Dominique, periodista con licenciatura en agricultura, un haitiano con Haití en el corazón, y su frágil gente en primer lugar.
Defensor de la lengua criolla, creó una emisora de radio que se convirtió en la voz del pueblo. Con valentía, Dominique luchó contra las injusticias de la dictadura y por la democracia. Utilizó el micrófono y su inteligencia para defender la libertad y la justicia social. Estos son elementos esenciales de cualquier periodista que se precie.
Jean Dominique y otros como él
Jean Dominique fue asesinado por su buena lucha. Al igual que Giuseppe Fava fue asesinado en Catania en 1984 por la mafia de la ciudad. Cuando firmó su contrato como editor de Il giornale del Mezzogiorno, como relata la película para televisión Prima che la notte, dirigido por Daniele Vicari (RaiPlay), incluyó la siguiente cláusula: “El irrenunciable primado de la verdad”.
Siguiéndola, Fava desenmascaró el arraigado poder de la mafia en la región, algo que muchos negaban obstinadamente. La suya es una poderosa lección de periodismo antimafia: inflexible, audaz, talentoso, irreverente y libre en su búsqueda de la verdad.
El joven Giancarlo Siani, un talentoso periodista napolitano, también fue asesinado por la mafia en 1985. Le dispararon una tarde de septiembre, con tan solo 26 años, porque sus artículos arrojaban luz sobre la relación entre la política y el crimen organizado. Una excelente película de Marco Risi nos habla de él: Fortapàsc (Raiplay): la historia de un chico normal, con una alta conciencia profesional.
Los periodistas periodistas
En una secuencia de la película, Siani habla con su editor jefe y amigo, quien enfatiza la diferencia entre los “periodistas periodistas» —que se arriesgan, que ven su profesión como un servicio a la comunidad, como una misión— y «periodistas empleados«: poltronas seguras, a sueldo de los poderosos, autores de artículos complacientes que no contribuyen en nada a mejorar el mundo.
Siani amaba la verdad y la justicia. Como Dominique y Fava, como Ilaria Alpi (interpretada en la película Ilaria Alpi, il più crudele dei giorni (el día más cruel), de Fernando Vicentini Orgnani), asesinada el 20 de marzo de 1994 en Mogadiscio mientras investigaba el tráfico ilegal de armas y residuos tóxicos. Como Anna Politkovskaya, una prominente y popular periodista rusa, valiente y de gran trayectoria, profundamente comprometida con los derechos civiles, asesinada a tiros el 7 de octubre de 2006. Se habla de ella en los documentales 211: Anna, e Letter to Anna.

El periodismo como agua limpia y potable
En este artículo se mencionan numerosos periodistas de diversos lugares y épocas, unidos por una profesión valiosa para la sociedad en su conjunto. Este compromiso se plasma en esos periódicos (hoy predominantemente digitales) que, como dijo Arthur Miller, “cuando son buenos, son una nación que habla consigo misma”.
Los periódicos son un servicio a la comunidad y, de hecho, Enzo Biagi explicó: “Considero el periódico un servicio público, como el transporte público y el acueducto. No enviaré agua contaminada a sus hogares». La síntesis de Joseph Pulitzer también es importante: «Un periódico fiel a su propósito no solo aborda cómo son las cosas, sino cómo deberían ser”.
Agreguemos las palabras de dos periodistas citados anteriormente. Anna Politkovskaya dijo: “El deber de un médico es curar a los pacientes; el deber de un cantante es cantar. El único deber de un periodista es escribir lo que ve”.
Giuseppe Fava reflexionó: “Tengo una concepción ética del periodismo. Un periodismo basado en la verdad previene mucha corrupción, frena la violencia y la delincuencia, e impone un buen gobierno a los políticos. Un periodista incompetente, por cobardía o por interés propio, carga sobre su conciencia con todo el sufrimiento humano que podría haber evitado: el sufrimiento, el abuso, la corrupción y la violencia que nunca fue capaz de combatir”.
Dos películas importantes sobre periodismo
Estas apenas leídas son palabras nobles. Son la esencia del mejor periodismo, el descrito por Steven Spielberg en la película The Post (Los archivos del pentágono), basada en hechos reales. Ese periodismo que se pone, como dice la película, «al servicio de los gobernados, no de los gobernantes». Los protagonistas, Tom Hanks y Meryl Streep, son periodistas que buscan una verdad que ayude primero a los más vulnerables.
No importa si a los poderosos (políticos o financieros del periódico) no les interesa esta verdad. Los hombres y mujeres de The Post arriesgan sus carreras y el futuro del periódico por el bien de la sociedad.
The Post termina con una antorcha iluminando la sede del Partido Demócrata estadounidense: es el comienzo del Watergate, y la secuencia presenta idealmente otra película importante sobre el periodismo estadounidense: Todos los hombres del presidente, de Alan J. Pakula, protagonizada por Dustin Hoffman y Robert Redford como los dos periodistas que obligaron al presidente Richard Nixon a dimitir.
La película es una especie de secuela virtual de The Post, aunque las investigaciones sean diferentes. Sin embargo, ambas son demostraciones adicionales de cómo el periodismo debe respetar las leyes democráticas y puede ser el tipo de periodismo que nunca dejaremos de necesitar. Gracias a los irremplazables periodistas.
